A propósito de éstas fiestas
Hace muchos siglos vivió, en un lejano pueblo, un hombre de avanzada edad que era viudo y no pudo tener hijos, se sentía muy solo y vivía en un gran castillo en las afueras de este pueblo.El hombre se llamaba Nicolás y era un anciano de barba blanca que había juntado a lo largo de su vida mucho dinero, pensando en el futuro de los hijos que nunca llegaron.Con el tiempo descubrió a muchas familias que no tenían los medios para pagar vestimentas o alimentos de sus hijos, y en Navidad estos niños nunca podían recibir un regalo... Don Nicolas se dedicó, entonces, a hacerles hermosos regalos para estas fechas montado en su lujoso trineo tirado por venados.Con los años fué conocido en el pueblo como el hombre generoso con los niños, siempre tenía juguetes y golosinas para ellos, y convidaba alimento y abrigo a los padres de estas familias, algo que siempre se le agradecío.Con los años Don Nicolas murió, la pena fué grande, más que por la pérdida de los regalos para Navidad, porque este mundo había perdido a un buen hombre. Acordaron convertir el castillo en una escuela para que los niños aprendieran las cosas necesarias para esta vida y en su testamento repartió todas sus cosas a las distintas familias.. Y así ocurrió el milagro:El amor y la generosidad es tan necesaria en nosotros que el espíritu de Don Nicolas se incrustó en el corazón de cada papá y mamá de esta tierra, y gracias a esto el Viejito Pascuero sigue existiendo...
Esta historia, a pesar de que sea simple y para niños, me llamó mucho la atención, y quería destacarlo, algo había escuchado sobre ésta historia, y la conocí en profundidad en el blog de la linda actriz Katty Kowaleczko, y éste relato es digno de ser contado a las próximas generaciones
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